Pero el caso es que este viaje a su viejo continente está descubriendo facetas nuevas de la estrella. La primera se vió ayer cuando Robert Pattinson y Kristen Stewart caminaban juntitos de la mano. Y ahora se descubre dos más. Son las cosas que le faltan a Pattinson para ser feliz.
La primera es es la música. El jóvenes prefería ser músico que actor. Pero reconoce que lo tiene difícil. Su fama le obliga estar a la altura de una espectativas que sería complicado cumplir como músico nóvel. El mismo ha reconocido en Londres que es una ambición que tendrá que esperar.
La segunda también tendrá que esperar. Se trata de conducir. Coger el volante de un coche es uno de los sueños de Pattinson. Sin embargo la persecución a que le someten los paparazzi la hacen, de momento, imposible. El preciode la fama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario