CAPITULO 10: El sello
Jacob:
Debe ser algo relacionado con mi “nueva piel”… con las hormonas explosivas de un licántropo joven… pero no puedo sacarme de la cabeza a la Bonita… y eso me molesta… su olor dulzón me da vueltas en la cabeza y lo frio de su piel equilibra mi propio calor interno.
Me dan ganas de morderle los dedos despacito… uno a uno… para divertirme con su mirada encendida y rabiosa… con sus palabra que intentan ser hirientes pero que me muestran el grado de pasión que tiene en cada fibra, en cada pensamiento, en cada ademán que hace incluso en contra mía.
Es bueno poder de alguna manera cerrar mi mente a Edward, es obvio que a él también le pasa algo con la Bonita… y me pregunto irónicamente si en realidad no somos unos tontos los dos… Edward es humano… demasiado frágil y mortal… y yo soy un hombre lobo… que a pesar de mi gran autoestima debo reconocer que demasiado tosco y peludo para la Bonita.
Sigo manejando rumbo a La Push, buscando eliminar el morbo de mi cabeza y algo raro ocurre, el Brujo me habla igual que Edward en mi mente… y no está sólo… siento al menos unas tres voces más en mi cabeza.
“¿Jacob es el Alfa? No puede ser Gran Brujo… Jacob Black es sólo un niño”.
“Sería bueno que abandonaras un poco de tu soberbia Sam Ulley.”
“No es soberbia Gran Brujo… Jacob no sabe ni siquiera ser un lobo aún.”
“Tú tampoco lo sabías Sam.”
“Pero crecí lo suficiente… y soy un buen líder…”
“Pero no eres el Alfa, Sam… y tú más que nadie deberías de saber que un lobo se debe a su manada… y que debe obedecer a su Alfa”.
Apreté el acelerador alarmado ¿de qué estaban hablando?… y porque oía lo que Sam Ulley hablaba con el Gran Brujo, las cosas se complicaban más y esto estaba dejando de parecerme un mal sueño para volverse una realidad odiosa.
Era casi medio día cuando llegamos ante el Brujo de nuevo… y Bella entornó los ojos y tensó los músculos en cuanto vio a Sam y el resto de su pandilla.
─No voy a bajar…!!! Quita a esos tus amigos rabiosos de allí o no respondo!
─No es necesario Isabella… ─me dijo el Brujo─ … Aléjate Sam, sabes que la trilogía está escrita y que no depende de nosotros.
─Juré defender a la tribu quileute…
─Entonces hazlo, y déjanos pasar… esto está por encima de ti Sam ─le dije mientras abría la puerta para hacer bajar a Bella y Edward. ─Baja Bonita, nadie te hará daño… lo prometo… palabra de honor.
Para mi amor propio la reacción de Bella fue espontánea.
─Más te vale, porque estoy confiando en ti Jacob Black.
Ambos tomamos a Bella de las manos y entramos a la cabaña del Brujo… no quise soltar su mano helada a pesar de que era obvio que debía. A Edward tampoco le sentó bien mi demora en dejarla ir.
El Brujo nos indicó que nos sentáramos y miró fijamente a la Bonita.
─El sello se ha roto.
─El sello era irrompible.
─Si… hasta el momento en que llegara su tiempo de darse a conocer… y el tiempo llegó Isabella.
Tanto Edward como yo los mirábamos sin entender absolutamente nada… yo sólo había repetido a la Bonita frases sueltas que el Brujo había dicho pero que no tenían más significado que esa sensación de mi subconciente que era más fuerte que yo. Que me decía a gritos que esos sueños que de pequeño me mantenían días enteros sumidos en la fiebre, ahora comenzaban a tener sentido.
—¿Y qué tiene todo esto que ver con el sello?
—Mejor pregunta que tienes tú que ver con el sello… —la voz del Brujo y de la Bonita se me hacían cada vez más lejana mientras una nebulosa de calor me atontaba el cerebro… mientras veía mis pesadillas e imágenes de siempre en una confusa mezcla de realidad y delirio…
“Jacob hazme el favor de decirme que demonios pasa!!!....” oí la voz de Edward como nunca la había oído, como si una sola con la mía.
“Espero que no sea lo que estoy pensando”
“¿Y qué piensas?” —interrumpió Bella y terminé por callar
“En serio Jacob… qué pasa? Siento como si los tres fueramos uno solo… esto es distinto a ‘meterme’ en tus pensamientos”.
“Callense los dos!!! No te das cuenta Edward que la mente de los tres se ha fusionado?... es mi pesadilla… es la profecía de la trilogía: mente… fuerza… inmortalidad…”
Bella habló quedamente… con una voz ausente, pero que repercutía en la conciencia colectiva de los tres, como despertando de un letargo y de una ignorancia que ocultaba su propio conocimiento dormido.
“La oscuridad se alimenta de la avaricia de los hombres, del egoísmo y de la autocomplacencia, hay una leyenda escrita con las sangre de tres razas antes de que la oscuridad de sus almas ganara la batalla… la leyenda dice que sólo la unión de las tres razas puede volver el río a su cauce… y que las tres razas se unirán el día que se rompa el sello.”
“Y el sello se ha roto”. Repitió Edward y su voz resonó como un coro.
Los tres despertamos y nos miramos de una manera totalmente diferente… no sé explicar esa sensación de que el tiempo ya no es una medida, sino un camino, y más que eso un camino a recorrer.
Bella tomó mi mano y el contacto con su piel me devolvió a un estado de conciencia en el que mi lado “humano” se daba demasiado cuenta de ella… y de su lado peligrosamente “bonito”.