CAPITULO 13: Los problemas
Edward:
Estoy entendiendo qué parte del rompecabezas soy. Sam nunca ocultó su desprecio a Jacob, ni esta mañana, ni ahora… y puedo suponer que cuantas veces se enfrenten será la misma cosa. Pero jamás pensé que las cartas estuvieran jugadas de esa manera.
—Debemos hablar Jacob.
—Déjame en paz un rato Edward… mi temperatura sube y bien sabes lo que puede pasar.
—Pues busca algo de hielo o citemos a Bella al pie de la heladera abierta… pero ambos deben escuchar esto.
Jacob me entendió y asintió suspirando. Buscamos a Bella arriba, mamá la acomodó en mi habitación y me dejó una esquela pegada por la puerta, diciéndome que mudó alguna de mis cosas al cuarto de servicio para que yo me mudara por un tiempo allí.
Hice una mueca de disgusto, aunque sabía bien que mamá tenía reglas bastante estrictas en casa sobre determinados “encuentros”.
Jacob tocó la puerta después de respirar hondo, como queriendo tomar todo el aire que pudiera de su alrededor y la llamó pidiéndole que abriera.
Nos sentamos en la alfombra mientras Bella nos miraba sentada en el borde de la cama, recogiendo su cabello en una cola de caballo que dejaba al descubierto los contornos de su rostro de una manera extrañamente infantil.
—Sam nos va a traicionar. —dije de golpe, centrándome en lo que necesitaba decir, para no quedarme como un tonto mirándola a los ojos.
—Sam es un idiota… no va a ayudarnos, eso es claro, pero de ahí a traidor Edward…
—Está de acuerdo con un tal Aro… que no sé quien es pero... —Bella no me dejó continuar.
—Aro es el líder de los Volturi. Algo así como la aristocracia de los vampiros. No es el Volturi más sanguinario, pero sí el que antepondría cualquier cosa a nuestra supervivencia.
—No es por nada Bonita, pero podrías definirme tu “nuestra”? ¿Te refieres a la raza chupasangre?
—Me refiero a los vampiros… te guste o no, prefiero ese nombre a “sanguijuela” o “chupasangre”.
—Perdona Bonita, sabes que no es nada contra ti. —Jacob volvió a mirarme, y continué.
—Concretamente Sam dijo: “No importa lo que el Gran Brujo diga, le daré a Aro a su chupasangre y él dejará en paz a la tribu. Llénate la boca Jacob Black, será un Ulley el que salve a La Push… son demasiados para luchar para sobrevivir”.
—Estás seguro de lo que dices Edward?... sabes que no soporto a Sam, pero de ahí a traicionar a los quileutes…
—Creo que él es mucho más sensato que nosotros. —miré a Bella y volvía a sentir unas ganas desafiantes de abrazarla, tenía una manera de entornar los ojos y arrugar la comisura de los labios cuando algo le preocupaba, que sólo se me antojaba susurrarle al oído que fuera lo que fuera yo seguiría estando allí, aunque fueramos unos insensatos, aunque toda esta historia pareciera sacada de un cuento adolescente mezcla de fantasía underground y romance shakesperiano.
Jacob era más rápido que yo, mientras yo trataba de no demostrar que a cada instante Bella me gustaba más, él era alevosamente expresivo.
—Bonita… —le dijo mientras la agarró de la mano y la estiró hasta el piso frente a él— … dos cosas: la primera, no vuelvas a decir nunca con el mismo tono de hace un rato ‘No tengo nada que ver con Jacob’… o vas a conseguir que me suicide de la rabia, o al menos que tenga que juntar mi corazón hecho papilla del piso. Y dos… podrías ilustrarnos un poquito más sobre esos Volturi?
Hizo reír a Bella, y eso me dio envidia. Me obligué a bloquear el pensamiento de ambos porque aun sin leerlos, sabía bien que Jake trataba de simpatizar peligrosamente con ella y que a ella el comentario le resultó patéticamente tierno. ‘¿Por qué no se me ocurrió a mi?’ pensé, y me limité a mirar la escena como un noviecito celoso.