22 nov 2009

CREPÚSCULO: DE PROYECTO RECHAZADO A NEGOCIO REDONDO


El miércoles se estrena en Chile Luna nueva, segunda parte del éxito fílmico del fin de la década. Los derechos sobre los libros de Stephenie Meyer fueron abandonados por Paramount Pictures en el 2006.
La historia de la industria del entretenimiento está plagada de oportunidades perdidas y patitos feos. En 1962, Dick Rowe, del sello Decca Records, le dijo al mánager de The Beatles que no ficharían al cuarteto, porque "los grupos con guitarra estaban pasados de moda". Y 13 años después, Universal Pictures desistió de llevar al cine La guerra de las galaxias, de George Lucas, tras considerar que el proyecto era "infilmable y estúpido".

El cine de la primera década del milenio tiene su propia historia al respecto y su nombre es Crepúsculo, que a principios del 2006 fue dejada de lado por Paramount Pictures. El primer filme de la saga, estrenado en el 2008, recaudó 384 millones de dólares, mientras que la secuela (Luna nueva) probablemente superará con amplitud aquella marca. Esta segunda parte llega el próximo miércoles a salas chilenas, con 63 copias.La serie fílmica tiene aún dos partes más en desarrollo (para el 2010 y 2011) y estarán supervisadas por Stephenie Meyer, la escritora de la serie. Pero, ¿por qué en Paramount dejar0n volar este proyecto a todas luces tan rentable?

Los dedos apuntan a Brad Weston, actual jefe de producción de esos estudios. Según Los Angeles Times, tres ex ejecutivos de la compañía sostienen que Weston fue el responsable de no renovar la opción que esa corporación tenía sobre la serie de libros de Stephenie Meyer. A pesar del éxito que la saga literaria ya ostentaba en esa época, Weston habría basado su decisión en su mala experiencia como productor de La marca de la bestia (2005), cinta sobre hombres-lobos adolescentes. Sin embargo, el ejecutivo se deshace del balón y asegura que la responsabilidad final fue de un tal Scott Aversano, jefe de MTV Films, filial de Paramount, que supervisaba los derechos de Crepúsculo.

Como sea, la opción fue vendida en el 2006 a la pequeña compañía Summit Entertainment, que bajo la guía de Rob Friedman (irónicamente un ex ejecutivo de Paramount) desarrolló una primera parte de la saga capaz de recuperar en taquilla 10 veces más de lo invertido.

La cinta (muy fiel a la inspiración literaria de Stephenie Meyer) combina romance y abstinencia sexual en una trama que involucra el amor imposible entre Edward (Robert Pattinson), un joven vampiro seductor, y Bella Kristen Stewart), chica atractiva y algo melancólica .

En la segunda parte de la serie, Bella es abandonada momentáneamente por Edward, aunque establece lazos con Jacob, un muchacho que es además hombre-lobo. Tampoco hay acá más que insinuaciones, privando a la serie de sensualidad y erotismo verdadero. Este aspecto es uno de los más criticados en la prensa especializada, en general bastante desdeñosa. "Un vampiro que no viola a una joven virgen o al menos no hunde sus colmillos no es ni un vampiro ni un personaje interesante" dice The New York Times sobre Luna nueva.

Claramente, la serie no cuenta con la complicidad de la crítica, que sí se entregó finalmente a Harry Potter, su más directa predecesora. De cualquier forma, las reseñas poco pueden hacer por aumentar o disminuir el público potencial de la serie Crepúsculo, una tetralogía de películas condenada a ser negocio redondo desde la partida, a pesar de sus flaquezas.

Gracias a Robward y Krisella

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