16 mar 2010

FANFIC: La Trilogía

Autora: Calíope Cullen

CAPITULO 16:

Tácticas de Guerra

Bella:

Fue un acuerdo tácito, ninguno de nosotros lo dijo aunque los tres lo asumimos como una realidad. Esa mezcla de emociones románticas debía esconderse en algún bolsillo perdido de un saco viejo. Cualquiera de las alternativas resultaba demasiado complicada y Jacob tenía razón… la misión era otra.

Edward puso sobre el tapete todo el plan de Sam. Yo hablé sobre los dones de la Guardia Volturi y Jacob contó en detalle la leyenda quileute sobre la Trilogía… aunque no nos sirvió de mucho para entender por donde ir. Estuvimos un par de días después de nuestro “gran” descubrimiento, tratando de afianzar nuestra escasa seguridad al tiempo en que buscábamos ignorar la sensación de estar pasando por un mal sueño del que pronto despertaríamos.

Edward era protector por naturaleza, invirtió todos sus ahorros en enviar a su familia de vacaciones al otro lado del país, mientras él definía si algo de lo que estaba viviendo podía cuadrar en el campo de la lógica.

Su actitud me provocaba ternura… cómo podía él imaginar el riesgo real que corrían ante los Volturi ? Cómo podría él o alguien de su familia no retorcerse de dolor ante el poder mental de Jane? Cómo podría él no quedar completamente enceguecido por el don de Alec? Cómo podía yo seguir aquí y no entregarme para terminar con la charada irrisoria de una trilogía que no era más que tres postadolescentes jugando a ser defensores? Cómo podía yo… dejar que alguien le hiciera daño a él… debía ir a hablar con Aro… estaba decidido.

—A ver… recapitulemos Bonita… Sam tiene un trato con Aro por el cual les permitirá a los Volturi estar en Forks sin que mi tribu les haga daño con la condición de que te lleven de aquí y no vuelvan. ¿Es así Edward?

—Si. —respondió Edward a secas, mientras me miraba como reprochándome algo.

—La guardia Volturi tiene “chupasangres” con poderes o algo así que literalmente nos pueden dejar fritos. ¿Es así Bonita?

—Sí… algo así. —Asentí.

—Yo debería de confiar un poco en el espíritu de la tribu y “entender” de alguna manera que el resto de los licántropos me ayudará contra la guardia… claro, eso siempre que saque de contexto el hecho de que antes establece que “habrá una gran batalla”.

—No te olvides de la parte de… “espíritus puros perecerán…” —agregué. Ya me sabía de memoria el repetir monótono de Jacob, que una y otra vez recitaba el cuento de sus ancestros buscando pistas que le dijeran qué hacer.

A menudo pensaba en Jake, me resultaba tan extraño ver al menor de nosotros tres con el aplomo de un toro, tratando de protegernos como si fuera un superhéroe y al mismo tiempo con una jovialidad y simpatía que dos por tres me arrancaba una sonrisa. A veces suspiraba profundo y me sonreía con la mirada, cuando yo rehuía al contacto de sus manos o cuando un “ya suéltame Jacob” salía de mis labios. Para él era natural abrazarme y ponerse a jugar con mechones de mi cabello en cuanto tenía oportunidad.

Lo malo, lo que me plantaba en el alma una sensación de ahogo, era que por cada vez que pensaba en Jacob, pensaba el triple en Edward. Trataba de no tenerlo cerca porque me dolía que no se acercara a mí con la asiduidad ni el desparpajo con que lo hacía Jake. Y pensé para mí misma como tres días viviendo con dos extraños podían significarme más… que trescientos años de nada.

—¡Jacob! —llamó de pronto Edward— ¿cómo empezaba tu discursito de la leyenda?

—“Ambición nocturna en la manada hambrienta, en una noche de torpe sacrificio no humano… y muerte, desazón y penuria donde la traición se enmascara en una protección inexistente… y traición en el filo del colmillo ensangrentado en las siglas de un gran jefe. Repite el cántico guerrero ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB”.

—No irás… —me dijo Edward, y el peso de su mirada era terriblemente violenta.

—¿De qué hablas? —le respondí.

—Sabes a qué me refiero… no insultes mi inteligencia… aunque deba hacer que Jacob te encierre entre barrotes no te irás.

—No sé a qué te refieres.

—Hazme un favor Jacob… ¿puedes dejarme un minuto a solas con Bella?

Jacob nos miró a ambos y refunfuñó.

—Un minuto Edward… esto es un pacto… y sabes cómo siento esta historia porque conoces mis pensamientos… sabes que la Bonita es “nuestra” Bonita no?

En cuanto salió, él se acercó a mí sin dejar de mirarme como si yo no fuera un vampiro de piel helada que se mareaba de ganas de probar su sangre. Se me acercó tanto que pude sentir el calor de su respiración, el ritmo acompasado de su corazón… su olor a madera de bosque de abetos… cerré los ojos cuando sentí que sus dedos dibujaban el contorno de mi rostro y la comisura de mis labios.

—No es el momento, ni es el lugar… y puedes decir que ni siquiera te conozco bien, pero no podría vivir sin ti Isabella Swan. No voy a dejar que te vayas junto a ningún Aro… la única que realmente puede hacerme daño eres tú… dejándome sin ti.

Edward rozó mis labios con los suyos con una lentitud y una delicadeza que yo no merecía… y por primera vez en trescientos años supe que no quería absolutamente nada más que esa sensación.

—Promételo. —exigió— Promételo, aunque nada signifique yo para ti… que no me romperás el corazón entregándote a esos Volturi.

El calor que todavía entibiaba mis labios no pudo articular más que un sí. Y él fue directo a la puerta para reencontrarse con un Jacob que de muy mala manera había aceptado salir.

—Esta me la debes Edward. —bufó.

—No lo sé… si estoy en lo cierto ahora me deberán ustedes.

—¿A qué te refieres?

—Seré un “simple” humano, amigo… pero por alguna regla de tres acabo de entender el mensaje de tu cuento indio… no preguntes cómo, no preguntes siquiera porque… pero lo cierto es que estoy más que seguro de cada una de las “traducciones” que te haré.

—Oímos. —Dijo él y se pegó a mi lado.

“Ambición nocturna en la manada hambrienta…”, la manada de tus licántropos Jake, que atacarán de noche… “en una noche de torpe sacrificio no humano…”, Bella pensaba entregarse a los Volturi y como verán es además de malo, inútil… “y muerte, desazón y penuria donde la traición se enmascara en una protección inexistente…” es la gente de la tribu Jacob, que creen estar protegidos por Sam cuando en realidad él ha hecho un trato con los Volturi… “y traición en el filo del colmillo ensangrentado en las siglas de un gran jefe. Repite el cántico guerrero ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB”… sigue las letras Jacob, son como un mensaje cifrado donde algunas palabras están con sus iniciales y otras van enteras, sólo léelo… Isabella Swan NO IR Sam Uley MATA Brujo…

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