1. Porque Kristen Stewart es un suspiro, una ESCUELA del respiro.
La belleza extraña e indómita de Stewart es un regalo hollywoodiense que no está suficientemente valorada. ¿Quién es capaz de evocar una belleza casi atonal y prosaica sin dejar de ser irresistible? Stewart anda lejos de ser una musa de Hollywood y su aplastante normalidad le ha dado grandes momentos íntimos como ‘Adventureland’ (id, 2009) pero su manera de suspirar, su rostro de perpetuo bajón tras noches cannábicas, su aplastante indiferencia….
2. Mirada Zoolander de Robert Pattinson.
Término acuñado por Jordi Costa en su crítica memorable. Ver a Pattinson es recordar que Ben Stiller fundó una escuela de actuación del todo incomprendida: no solamente cumple como una versión convenientemente matizada y descafeinada de James Dean, con buena actitud y presencia actoral, sino que sus abrazos totales al cachondeo superan al poderío de su coprotagonista femenina. ¡A disfrutar!
3. Lo Camp.
Lo define Susan Sontag en su imprescindible libro ‘Contra la interpretación’ como la seriedad que fracasa y aquí está el gran secreto de esta saga: es desternillante, pero en ningún momento lo pretende. Las parodias, en ese sentido, cumplen una labor con un ventajismo que las películas se dedican a sortear escena tras escena. No es un camp absolutamente enloquecido, hay demasiado cálculo industrial en su concepción, pero si estéticamente desnortado, lo suficientemente interesante como para observar su estilo.
4. El Sexo es Un Problema
El gran problema que rige toda esta saga vampírica es el chuscar. Como si el vampirismo no fuera suficiente metáfora, aquí se hace explícito: la tensión sexual de la protagonista la lleva siempre al borde del abismo y el desenlace es, en ese sentido, una de las grandes odas desfasadas y anacrónicas al matrimonio convencional más felizmente impunes que se han visto jamás: tal es la osadía de su inocencia que uno está tentado a pensar que está ante algo revolucionario. O casi.
5. Bandas sonoras irresistibles
Oh, venga, Death Cab for Cutie, incluso Ximena Sariñana se aliñó sus baladas con guitarreo o hasta el imprescindible, maravilloso Bon Iver. No podemos negar algo obvio: si quieren tocar la fibra y los corazones de una generación forjada en la barba campestre y la bajona perpetua, lo están haciendo con su mejor banda sonora posible.
6. Hombre Lobo Con El Pecho Depilado. Lo digo en serio.
Es un concepto irresistible y lo sabéis. Que Taylor Lautner haya hecho del icono más pasional una cosa digamos inofensiva, protectora, llena de una belleza limpia y metrosexual es algo que no dejará nunca de fascinarme. Su interpretación, basada en grandes decisiones como ir quitándole la camiseta cuando las escenas se vengan cuesta arriba, es memorablemente inexpresiva.
7. Un gran conflicto universal.
Oh, venga ¿A quien no le ha pasado? El pálido rarillo lleno de problemas existenciales y anímicos, todo un poeta de lo tristón pero en el fondo un hombre atormentado por su compromiso con la lealtad, y el tío-bueno-hiper-cachas-que-promete-que-te-protegerá-a-toda-costa-nena: ilustrando una dicotomía esencial, la saga no solamente no es novedosa sino que genera una edición del conflicto clásico del cine adolescente para una generación preocupante.
8. Un icono inofensivo.
Y aquí viene el aspecto más decididamente interesante de esta saga: apologías del matrimonio, castigos para la protagonista en el sexo prematrimonial, tratamiento increíblemente monógamo del triángulo amoroso hasta el punto de que todo personaje queda justificado por sus instintos bajos con excusas dignas de estudio, integración bondadosa y buenrollera del vampiro como elemento ecológico y bueno para la comunidad….El icono de esta saga es absolutamente inofensivo pero a la vez profundamente reaccionario: huyendo de la vida, uno diría que el gran placer de este mito es que es una versión limpia de pecado de una serie de mitos y temas que son, por naturaleza, carnales.
9. Partido de bésibol vampírico.
Otro concepto irresistible, situado en la primera entrega, al ritmo de Muse. ¿Que queréis que os diga? No figuraba entre mis destinos más inmediatos ponerme a reírme a carcajadas viendo esto, pero lo hice. Porque a veces, queridos, lo sublime no se alcanza por vía consciente sino por otros destinos, menos obvios.
10. Parodias maravillosas.
Como esta del SNL, del todo insuperable, con un inspirado Bill Hader.
Fuente: Blog De Cine
Gracias a TodoTwilightSaga
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