13 oct 2011

Diferentes Críticas a 'Sin Salida'

Les dejo a continuación 2 Críticas a 'Sin Salida'. A ver qué os parecen:
  • Crítica por Tu Blog De Cine (Gracias al aviso de @Creacion9): Bourne, 18 años, mucho ketchup….para comer rápido y digerir al instante

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Cuando se hablaba de que la Lionsgate compraba el guión de ‘Abduction’ como un ‘vehículo estelar’ para Taylor Lautner, a uno se le escapaba una sonrisa del tipo ‘ya, claro, era de esperar’.
Mucho estaba tardando Hollywood en encontrarle un hueco propio al Jacob de ‘Crepúsculo’ y que por la propia inercia de la saga literaria tiene que deshacerse del personaje en un par de entregas. La pregunta era: ¿Lautner es por sí sólo un reclamo taquillero sin chupasangres emocores de por medio?.

La premisa era clara. ‘Abduction’ venía a ser un equivalente teenager a Jason Bourne, un referente de acción y mamporrazos con estilo que ha marcado un hito en el cine de los últimos años y el espejo en el que todos se reflejan. Todos menos Jason Statham, que ese va a su bola.
Así se vendía desde su preproducción y los trailers y fotografías no dejaban lugar a dudas. Un remix de varios films, con una trama poco rebuscada pero que se apoyaría en Lautner y en las millones de fans que iban a pagar por ver su cuerpo mientras los novios se deleitaban de un espectáculo donde se prometen ostias como panes.

Con el resultado final, nadie se puede sorprender. ‘Sin Salida’ es una película de lucimiento individual pero con la diferencia de que ni se ha llegado a las cotas de hacer primar la cara bonita sobre trama, ni los secundarios que rodean al protagonista se han dejado oscurecer por un paquete de abdominales.

Un respiro para quien empezó a verla con expectativas cero/cero y que para el resto puede servir como consumo rápido de cine que sólo pretende no agobiar hasta el cansancio durante 97 minutos, y al menos lo consiguen.
La historia no presenta demasiada complejidad: Nathan (Lautner) es un chico de 18 años que descubre por casualidad que su cara aparece en una web de niños desaparecidos. Una vez abierta la caja de pandora, sus padres (que no lo eran) se quitan de en medio para que el jovenzuelo y la chica de sus sueños, que para una vez que va a su casa se encuentra con un buen fregao, inicien la huida de los malos (de Europa del Este) y de los que parecen malos (la CIA).

Si os dáis cuenta, comparte genética con varios films de acción de los años 80 dónde el juego del gato y el ratón puede ocupar hora y media de metraje.

Quizás uno empieza a desesperarse en la primera media hora, pero hay que tener paciencia. En dicho tramo Lautner se quita la camistea dos veces (la primera casi al minuto de apagarse las luces), la presentación de su vida en el Instituto y su atracción por Lily Collins se plasma en plan ‘90210 Sensación de Vivir’ y la excusa para que arranque la trama principal es casi irrisoria (menudos trabajos mandan en los colegios yanquis).

Pero una vez nos desatragantamos de tanto preámbulo, John Singleton le da a lo que sabe: escenas de tensión cortas pero intensas, peleas bien coreografiadas, explosiones y una carrera plagada de matones y burócratas siniestros, que a veces son peores que los que llevan pistolas con silenciador.
Avisamos, los diálogos no van a deslumbraros ni nada parecido. Tampoco ha pretendido el director montar un dramón shakesperiano alrededor del protagonista y las neuronas más útiles que tengamos a estas alturas podemos dejarlas en casa tranquilamente.

Si uno tuviera que aguantar sólo a la pareja protagonista todo el film nos pegaríamos un tiro. Incluso si la historia hubiera incluído a un sólo villano obsesionado por cazarlos nos pegaríamos dos tiros, pero el guión del debutante Shawn Christensen rodea a Lautner de una cantidad ingente de personajes secundarios que no sólo dan empaque a la película, es que prácticamente la salvan de la quema.

El agente de la CIA que suscita desconfianza interpretado por Alfred Molina, la psicóloga de Nathan con la cara de Sigourney Weaver, un despiadado villano al que da vida Michael Niqvist (saga ‘Millenium’), Maria Bello y Jason Isaacs de padres cañeros, o ATENCION SPOILERS la sorpresa final en forma de cameo. FIN SPOILERS.
Todos y cada uno tienen su sitio, no se salen del tiesto y mantienen al espectador pegado como si fueran los verdaderos narradores de la acción, ya que Lautner tampoco es que tenga frases de Oscar.

Quizás por eso, cuando Singleton tiene que centrarse en las manidas explicaciones sobre la situación de los personajes o en conversaciones entre la pareja protagonista se le ve con desgana y quiere pasar rápidamente a dar leña a quien se ponga por delante.

Cómo se lo vamos a reprochar si en realidad, y para este producto, eso es lo único que importa.
¿Referencias? todas las que queráis, aunque la intención de crear un Bourne con espinillas flota en el ambiente desde la mitad del film. A nadie se le escapa que las peleas entre Nathan y sus perseguidores tienen un claro antecedente en Matt Damon, e incluso el guionista se atreve a incluir al actor de la saga en un guiño que no pasa desapercibido.

Lautner puede dar gracias a los grandes actores que le arropan pues sus esfuerzos para parecer un intérprete convincente están lejos de fructiferar. Le faltan tablas a este chaval que no llega a los 20 años, que a veces poner caras imposibles. No sé si quiere llorar o está estreñido. Lily Collins le va a la par y uno de los grandes fallos de la película es la poca química entre ellos.

Por cierto, escema para la posteridad: Karen (Collins) le pregunta a Nathan (Lautner): ‘¿te acuerdas de aquel verano, en el que tu y yo nos conocimos más intimamente’?. Ese ‘intimamente’ se ciñe a un besito en la boca. Ay, la adolescencia, cuando me acuerdo de ella me dan ganas de despellejarme vivo.
Las ganas de otra saga tipo ‘Bourne’ no ha cuajado a la vista de la mala recepción de la cinta en los USA, con un coste de 60 millones y sólo un tercio de dicha cantidad recaudada, lo cual la condena a no tener secuela, aunque el chicle estiraría mucho más.
La verdad, ni es un peliculón pero tampoco es un bodrio insoportable. ¿Que las peleas ya estan vistas?, si. ¿que la trama no es nada novedosa?, también, ¿que se huele el final desde una hora antes?, es evidente, pero por esa regla de tres no se podrían hacer películas de este estilo y digo yo que alguna dará en la diana.

‘Sin Salida’ es una película que si cerramos los ojos podríamos decir cómo va a terminar y de qué forma al ser previsible la trama de principio a fin, pero esta fórmula no deja de entretener si se hace de forma decente y por su director y conjunto de actores, estamos ante una propuesta, no brillante u original, pero sí decente.
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Hubo un tiempo en el que existieron las estrellas de verdad y la presencia de estas en el reparto de cualquier película que eran concebidas y/o adaptadas por lo general a su medida era suficiente o bien para levantar la calidad de esta o bien para al menos así hacérnoslo creer a los demás. En otro tiempo, por ejemplo, una película como 'Larry Crowne. Nunca es tarde' hubiera funcionado o lo hubiera aparentado aunque sólo fuera por la sonrisa de Julia Roberts y el carisma de Tom Hanks. En otro tiempo. Y no sé si era porque en otro tiempo se hacían mejor las películas, o porque las estrellas de antaño tenían algo más que caretos de petisui o porque el paso del tiempo, la escasez de efectivo en nuestros bolsillos o esa femme fatale que es internet, que nos acerca el cine tanto como nos lo destruye, nos ha curtido lo suficiente como para ser mucho más exigentes. O todo ello a la vez.

Dicho esto como introducción a la película que nos ocupa, 'Sin salida' es una producción netamente "de estrella", un vehículo diseñado, concebido y moldeado a la medida de su cabeza de cartel, un Taylor Lautner que aquí tiene su primera revalida para demostrar que tiene madera de estrella más allá de los márgenes de la ficción diseñada por Stephenie Meyer que tanto y profundo respeto me causa, y cuyas nuevas entregas espero con una ansia que me corroe hasta la campanilla. Y básicamente, 'Sin salida' es un thriller de acción de perfil bajo y poco despliegue sin más pretensión que evidenciar lo guapo que es Lautner, lo hábil que son sus músculos curtidos en el pelaje de Jacob y, por supuesto, entretener a las adolescentes (y no tan adolescentes) que puedan contarse entre sus fans. Poca ambición, y escaso resultado: 'Sin salida' vendría a ser como "una de Van Damme". Todos conocemos a Van Damme, pero no todos conocen una buena peli de Van Damme. Pues lo mismo.

El problema de una producción "de estrella" es, precisamente, depositar todas las esperanzas de la misma en "su estrella", mal del que suelen adolecer por ejemplo la mayor parte de las comedias que por costumbre ceden casi todo el protagonismo al sentido del humor del protagonista en vez de, simplemente, al sentido del humor. Bien es cierto que si le estamos pagando un sueldo a por ejemplo Jim Carrey no dejarle ejercer como Jim Carrey resulta un sin sentido, pero no es menos cierto que si dejamos que una película sea "una de Jim Carrey" en vez de "una película con Jim Carrey" estás casi lo menos que echando por tierra cualquier posible oportunidad que pudiera concederle todo aquel que no sienta una especial predilección -o algo peor- por "la estrella" de turno. ¿Pros y contras? Una estrella te vende una película... pero no siempre una estrella te rentabiliza una película en cualquiera de las maneras posibles. Además, depender en grado sumo de una estrella, sus condicionantes y obligaciones hace que muchas veces no le prestes la debida atención a otros factores que hacen de una película algo por lo que merezca la pena pagar los 8 euros que ya vale una entrada de media, como por ejemplo el guión. En resumen, es como si fichas a Fernando Alonso para que conduzca mi Ford Fiesta en una carrera frente a un Ferrari... sí, Alonso puede ser mono (para alguien), pero ni él ni yo ganaríamos aunque fuera por casualidad. Con 'Sin salida' pasa más o menos esto que comento y que la reduce a no ser más que una película de y para Taylor Lautner, o lo que es lo mismo, de y para fans de Taylor Lautner, tan simple como su propio guión articulado de forma harto sencilla y ejecutado con suma simpleza. El empleo del nombre al principio de la crítica de Van Damme tampoco es casual: el otrora astro de la pantalla y habitual 'star' de lo que en tiempos se hacían llamar videoclub, y salvo en contadas ocasiones como en la interesante 'JCVD', pocas oportunidades le ofrecía a la audiencia a la hora de participar en algo más que en subproductos que vivían (y creo que aun viven) de "los músculos de Bruselas". No quiere decir que Lautner sólo sea un trozo de carne modelado en un gimnasio (aunque al igual que Van Damme parece que si no enseña pecho no le pagan); de hecho sigo pensando que aunque sólo sea porque al menos le enseña la cara a la cámara despierto sigue teniendo más carisma que sus compañeros de reparto en 'Crepúsculo', quiera decir eso mucho o poco. Pero no es menos cierto que 'Sin salida' no reviste reto alguno, y que se trata de una producción tan servicial que su propia condición juega en contra al confundir lo que vendría a ser un fácil visionado con la estupidez de una producción a la que pedirle sumar dos más dos le supone todo un reto, y en la que encima escasea un sentido del humor que nos haga ver al chico como algo más que el cacho de carne con el que Bender Rodríguez le definiría. La pregunta más interesante que plantea 'Sin salida', sin duda, es qué narices pintan en ella Sigourney Weaver, Alfred Molina o Maria Bello. ¿Tan mal están sus cuentas corrientes como para aceptar dejarse ver en un subproducto como este? No hay más que ver a Alfred Molina cuyo personaje aparece en la cinta como desaparece de la misma, sin que a nadie le importe, y menos aun a él mismo. Y es que esa es la tónica de la película a pesar de los esfuerzos por hacerla muy llevadera de su director, el otrora promesa John Singleton, cuyo entusiasmo da la sensación que incita a su editor incluso a comerse planos y/o escenas de la película con tal de que esta avance hasta su escena final, que tiene lugar durante el transcurso de un partido de béisbol. ¿Y quien gana el partido? No lo sabemos, básicamente, porque la cámara enfoca en primer plano a Taylor Lautner... y ese es el problema de la cinta: que no se mueve de ahí, y olvida que al fondo puede haber cosas quizá no mejores, pero al menos sí algo más interesantes.

Nota: 3

Gracias a TodoTwilightSaga

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