Autora: Caliope Cullen
CAPITULO 34: Mesa Redonda
Bella:
Llegamos rápido, gracias a Dios. Aro había poblado el pequeño hotel de Forks con la excusa de filmar una película de terror, así que mantuvo decorosamente consigo a la guardia Volturi completa y unos cuantos vampiros más… reconocí a los Denali, y a un par del aquelarre egipcio… ví a Zafrina al lado de Dimitri y eso me confundió. Sabía durante cuanto tiempo Aro había tratado de convencerla de unirse a la guardia, pero también conocía su forma de pensar respecto a lo que ella denominaba “el abuso del poder”.
—¡Zafrina! —dije abrazándola espontáneamente— ¿Aro por fin ha logrado convencerte acaso?
—No… este viejo vampiro nunca podrá contra mi tozudez latina y mi alma libre… estoy aquí por el sello Bella…
—Yo no lo rompí Zafrina, te lo juro.
—Yo confío en ti Bella, por eso estoy aquí. Sé que tu alma de hierro ha empezado a fundirse… ya te lo he dicho antes. Ten fe en ti.
Volví a dirigirme a Aro, que esta vez estaba acompañado de Marcus y Caius.
—Me has citado Aro… qué es lo que pretendes de nosotros.
—Eres demasiado soberbia Isabella. —bramó Caius— deberías recordar quienes somos.
—Son “los Volturi”, Caius… y jamás les he perdido el respeto… he cazado y matado por ustedes…
—Y has gozado de los privilegios también!
—Si, no niego que he sido una superflua y soberbia vampira… y no me enorgullezco de ello… pero hoy no soy culpable de lo que alegan.
—¡¡¡Lo eres!!! —volvió a gritarme él.
—Basta Caius. —dijo Aro en forma tranquila— no hemos citado a Isabella por eso.
La rabia me ganaba espacio cada segundo que pasaba. No podía entender porqué los supuestos indicios del sello me señalaban a mi, y había traído tanto a Edward como a Jacob conmigo a un lugar del cual ni siquiera sabía si saldríamos bien.
—Y para qué la hemos traído entonces? —preguntó Marcus.
Yo temblé de pies a cabezas y agarré la mano de Jake, era una tonta… ni siquiera había pensado que su principal enemigo en esta historia eran los licántropos, y Jacob era el Alfa, si acababan con él…
—No tocarás un solo pelo de Jacob.
—Ni que lo quisiera Isabella, huele fatal… ¿cómo puedes tú soportarlo mi querida?
No contesté, mientras sentía el pulso de Jake cada vez más acelerado en la muñeca que tenía asida.
Edward se acercó a Aro sin que lo viera.
—Aquí estoy… lo hubieras dicho antes y hubiéramos ahorrado la discusión.
Miré a Edward aterrada, incapaz de defenderlo a esa distancia y mi seguridad se quebró detrás de su mirada desafiante
Edward:
Al llegar mi percepción de cada mente se triplicó, todo en mi cabeza parecía un murmullo amplificado y hasta el dolor que sentía en mi pecho se vió rebasado por el cúmulo de pensamientos e ideas de cada una de esas mentes.
Dejé de escuchar las conversaciones del plano real y cada pensamiento se me volvió nítido y coherente como si fuera mi propia mente la que los pensara. Todos temían, todos estaban confundidos, todos hubieran dado algo de sí para evitar el desasosiego de pensar que la rotura del sello significaba su fin, y de pronto oí la voz de Aro llamándome.
—Aquí estoy… lo hubieras dicho antes y hubiéramos ahorrado la discusión.
—Eres un buen entendedor Edward Cullen.
—De qué estás hablando Edward… vuelve aquí. —me dijo Bella.
Y no me quedó otra opción que meterme en los pensamientos de ella y de Jake.
“Basta! Necesito que me dejen aquí con él.”
“Estás loco. No te dejaremos aquí”
“Es mi decisión”.
“No voy a discutir contigo… dije que no”.
“Bella… Si tu puedes decidir que entre tú y yo no hay nada…. Yo puedo decidir sobre qué hacer o no con mi parte de este juego”
Ella calló, yo había metido en dedo en la llaga y por lo visto dolía.
“La Bonita tiene razón, Ed… quedarte es suicidio”.
“¿No entienden verdad? No importa, no lo puedo explicar ahora”.
Dentro de todo estaba feliz, había sentido un dejo de culpabilidad y preocupación en Bella… y eso, en mi idioma significaba: chances. Pero ahora había un problema más, y ese problema era sobrevivir”.
“No voy a dejarte aquí Edward… si no quieres que terminemos los tres muertos, vuelve aquí conmigo… no te vengues ahora por lo que te dije hoy… por favor” suplicó Bella y yo le dediqué una mirada profunda, mientras le repetía en la mente.
“Sé que estoy haciendo bien Bella… déjame aquí… yo volveré a ti aunque vuelvas a rechazarme mil veces… es esa promesa la que me mantendrá vivo. Te lo juro”
“Llévatela de aquí Jacob, sé lo que hago, confía en mí.”
Aro hizo una indicación a Jane y ella volvió cínicamente a invitar a Bella a salir.
—Tú también Chucho… —le dijo ella a Jake.
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