6 mar 2010

FANFIC: La Trilogía

Autora: Calíope Cullen

CAPITULO 11: Confusiones

Bella:

“Mente… fuerza… inmortalidad…”

Yo agregaría una terrible doble confusión. Trescientos años no habían servido para que me fuera más fácil asimilar este peso… ni tampoco para aclararme las sensaciones que caprichosamente me llenaban al contacto de estos dos extraños.

La voz de Edward resonaba en mis oídos, mezclaba mis sentidos y devolvía a mi recuerdo la loca diversión de su mirada y la ternura con la que hacía unos momentos había tratado de protegerme y animarme. Su piel era tibia y su olor extremadamente embriagador… me apetecía su sangre… y al mismo tiempo no concebía quitarle una vida que me hacía sentir a su manera tan viva.

Jacob era indudablemente “la fuerza”… a pesar de ser una especie de cachorro atolondrado… de que parecía extremadamente soberbio… de que era torpemente desafiante en todo… me sentía extrañamente protegida cerca suyo. Lo peor es que debía temerle, era el peor enemigo de la raza vampira… y sin embargo si hubiera podido dormir… me hubiera gustado dormir a la vera de su resguardo.

Quería tocar a Edward, enredar mis dedos en su cabello alborotado, acariciar la extensa superficie de su espalda, sentir su piel tibia estremecerse al contacto de mis dedos frios… BASTA… me repetí a mi misma… intenté comparar las sensaciones que había sentido con Alec y me perdí en un recuerdo tan frío como mi propia piel.

¿Realmente fue Alec algo para mi? ¿O fue la manera más cruel que encontré de competir con Jane? Cualquiera fuera la respuesta a esa pregunta… no competía con las emociones controvertidas que me provocaban Edward y Jacob. Alec fue un par de décadas de poder vertiginoso… de sangre devorada sin deseo… sin sed… por el simple hecho de asimilar costumbres que en realidad nunca asimilé… Alec fue un nombre, alguien que se mantuvo a mi lado a pesar de mi desapego y mi maquiavélica contrariedad. Un hermano lastimado para Jane. Una venganza prometida por parte de ella cuando lo abandoné. Nada. Ni nisiquiera la décima parte del interés que provocaba en mí Edward… ni la segura protección que sentía de Jake… y eso me hizo sentir culpable por primera vez.

Jacob:

“Mente… fuerza… inmortalidad…”

Tratando de no ser arrogante supongo que me toca ser la fuerza no? Pero podré ser lo suficientemente fuerte para que la Bonita no me gane en un lugar en que la fuerza bruta no tiene nada que hacer? Me agobia tenerla tan cerca, debería sentir ganas de matarla y sin embargo siento unos deseos insoportables de plantarle un beso en los labios marmóreos. BASTA… debo dejar de pensar ese tipo de cosas… tampoco es la gran cosa la Bonita… pensándolo bien es una vieja sanguijuela de unos trescientos años por ahí… pero diantres… linda sanguijuela caramba.

Respirar hondo no me ayuda… su perfume dulzón me lastima las fosas nasales pero la verdad que no me importa seguir respirando… significa que sigue allí y tontamente eso me tranquiliza.

Dijo que confiaba en mí. Debería de haberle dicho “tonta… no lo hagas, porque en cuanto pueda te robo un beso que espero que dure horas”.

Edward:

“Mente… fuerza… inmortalidad…”

Obviamente no soy la inmortalidad, y entre mente y fuerza me gustaría saber qué prefiera Bella… no sé si me estoy obsesionando pero sinceramente lo cultivaría si eso me acercara a ella.

Me siento estúpidamente humano y frágil en este jueguito de la trilogía. Se supone que uno sueña con ser Superman, o un villano sexy, en vez de un “simple y humano mortal”… estoy desvariando, me molesta no saber qué papel juego, dentro de todo envidio la posición de Jacob, al menos a él le dieron un súper poder no?

Debería de calmarme, concentrarme en tratar de oír los pensamientos de Bella por si acaso piensa un poco en mi… o los de Jacob para que de una vez por todas, ya que debo correr esta carrera, me diga cómo no quedar tan detrás.

La miro, y mi cuerpo se da perfecta cuenta de la reacción que me provoca. Mis manos sudan de manera escandalosa y respiro hondo el perfume dulce que no logro distinguir si sale de su piel, de sus cabellos o de algún secreto lugar que me esconde sólo para provocarme más curiosidad.

Es raro dejarme llevar por apasionamientos como este, es una chica… diablos… una simple? Hermosa? Torturante? Chica vampiro…

Decido seguir… necesito saber si tanta fascinación tiene un nombre cuerdo, o si por primera vez en mi vida voy a saber lo que es enloquecer de pasión.

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