Autora: Caliope Cullen
CAPITULO 28: Trueque
Jacob:
Vimos venir a la Bonita por el camino lateral de la casa, y no venía sola… el olor a chupasangre me resultaba fastidioso y repugnante, y no sólo a mi… la mitad de los jóvenes quileutes guarecidos en la casa entraron en fase.
—Alto! —ordené como el Alfa, viendo que Bella me lanzaba una mirada suplicante antes de presentarnos al vampiro estrafalario que la acompañaba tomada del brazo.
—Jacob, Edward… quiero presentarles a Aro…
—Encantado “señores”… si es que puedo hablarles de esa forma. —miró a Edward con sentido crítico y a Jacob con el respeto de un buen enemigo.
—He de decirle que no es una visita grata para nosotros. —respondió Edward.
—Lo sé… pero Bella me ha dejado saber algunas cosas que han despertado mi curiosidad, y bien lo sabe ella, no suelo quedarme con incógnitas inconclusas… así que he venido para que me hagáis entrar en razón y vea si existe manera de que esto no sea una matanza. No me agradan las tensiones insulsas.
—Ustedes vinieron aquí y mataron a mi gente ¿a eso le llama “tensiones insulsas”?
—Jacob, por favor… —me dijo Bella.
—¡Por favor nada Bonita!
—Por favor Jake… mataron a mis padres también.
Aro se giró para ver sorprendido a Bella…
—¿A qué te refieres?
—A Phill y a René, Aro.
—Ellos murieron tratando de rescatar a James de La Push.
—A ellos los mató James… y yo maté a James.
—Conmigo. —agregué.
Aro empezó a ponerse nervioso.
—Basta Bella! Me explicarás que significa todo esto, o la guardia acabará contigo y todo este maldito pueblo húmedo plagado de licántropos!
—¿Quién diablos es usted para gritarnos?
Aro lo miró con ojos que traslucían una fuerza descomunal.
—Soy Aro Volturi, pequeño lobo adolescente… y te sugiero que demuestres al menos respeto… tu raza y la mía han estado en guerra desde antes que tú o yo naciéramos… y ahora creo que hay algo que necesitamos entender juntos. No pienso atacarte… por ahora… así que decide…
Lo miré más con rabia que con duda. Era evidente que tenía bastante más experiencia que yo en cualquier tipo de lucha que intentáramos y tampoco estaba sólo, la misma que habíamos visto en el prado y otro vampiro corpulento lo acompañaban, y no quería exponer a los demás… no por mi rabia al menos.
Edward:
Ví que Jacob se acercaba a la ventana mientras gruñía de una forma tan gutural que presentí problemas.
“Al menos ha vuelto sana y salva”, pensé mientras veía a Bella acercarse a la puerta del brazo de un hombre adulto, con aire de caballero del Medioevo. A pesar de todo lo que ella nos había dicho… a pesar de saber que estaba confundida y que necesitaba su “soledad”… me metí en su mente para dejarle un segundo de mis propios pensamientos:
“Temí por ti cuando te marchaste… y me he sentido un inútil por no poder defenderte yo a ti… pase lo que pase, ahora o mañana o hasta el último minuto que pueda estar contigo… necesito que sepas que no hay nada que me haga dejar de pensar en ti.”
—Jacob, Edward… quiero presentarles a Aro…
Dijo ella a viva voz, para responderme mientras bajaba la mirada con un pensamiento de esperanza: “que no ‘pueda’ estar contigo no significa que no quiera”.
—He de decirle que no es una visita grata para nosotros. —respondí envalentonado.
—Lo sé… pero Bella me ha dejado saber algunas cosas que han despertado mi curiosidad, y bien lo sabe ella, no suelo quedarme con incógnitas inconclusas… así que he venido para que me hagáis entrar en razón y vea si existe manera de que esto no sea una matanza. No me agradan las tensiones insulsas.
Jacob montó en cólera y comenzó una discusión que cada vez se hacía más fuerte… pero yo me concentré en escuchar los pensamientos de Aro… y de traducírselos a mi Bella y a Jake.
“¡¿Que James mató a René?!... y a Phill...? es imposible… René jamás su sublevaría a mí… no con lo que me debe…“
—Basta Bella! Me explicarás que significa todo esto, o la guardia acabará contigo y todo este maldito pueblo húmedo plagado de licántropos!
“¿Y Victoria?... porqué ella no hizo ningún comentario esta tarde… no sabía nada?... y porque Caius estaba tan insistente en que hallaríamos la clave en Forks?... hay cosas que no me cierran y eso está molestándome definitivamente!!!... maldito licántropo impertinente!!! Quién diablos te crees para hablarme así!!!”
—Soy Aro Volturi, pequeño lobo adolescente… y te sugiero que demuestres al menos respeto… tu raza y la mía han estado en guerra desde antes que tú o yo naciéramos… y ahora creo que hay algo que necesitamos entender juntos. No pienso atacarte… por ahora… así que decide…
Los tres miramos alrededor de la sala, era evidente que no habría una lucha sin bajas y dentro de la confusión de cada uno, todos teníamos en claro que una parte de la película estaba incompleta y fuera de lugar.
—¿Cuál es tu propuesta? —preguntó más sereno, pero firme, Jake.
—Me dejarán tocarlos y que vea a través de ustedes si dicen la verdad… si es así, haremos un trueque, quiero a Alec conmigo otra vez, yo les devolveré a Bella a cambio.
—¿Tocarnos?
Bella explicó en unas pocas palabras el don “observador” de Aro, su capacidad mental para captar los recuerdos y los pensamientos actuales de quienes tenían contacto táctil con él.
Los tres nos acercamos a Aro y él, uno por uno, fue escrutando nuestras mentes en una búsqueda de respuestas a situaciones que para él tenían un tenor distinto.
Su mirada y sus expresiones fueron cambiando mientras nos “percibía” uno a uno, hasta que al fin resumió:
—Ambos están enamorados de ti Bella… y entre ustedes hay un pacto… una trilogía…
Ella no respondió, se limitó a bajar la cabeza mientras extendía la mano para que Aro la tocara. Y yo me metí apresuradamente en la mente de Aro para saber que sentía ella, viendo desfilar un aglomerado de frustraciones, culpas, sueños perdidos… crueldades… un beso… el mío… recordado como un impulso eléctrico en los poros, como una montaña rusa peligrosa… una sonrisa… la de Jake, con la sensación de descanso y abandono… una responsabilidad… la de terminar con un legado dado por el Brujo… un montón de culpas más, repitiendo a Jane y Alec que el egoísmo la había cegado… y el dolor… por una madre amada muerta.
—Me basta con eso, definitivamente tú no has roto el sello.
—Libera a la sanguijuela Edward —dijo Jacob, mientras estiraba del brazo a Bella.
Alec miró a Bella con cierta tristeza y caminó hacia Aro, abrazando a la rubia al llegar.
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