Autora: Caliope Cullen
CAPITULO 24: La historia desconocida de Jane
Bella:
Me quedó una espina sobre lo que había dicho Alec, en cuanto lo miré el entendió la curiosidad de mi mirada.
—Te lo contaré. Pero sólo para demostrarte que tu sentido de crueldad todavía no llega ni remotamente al de muchos.
—Te oigo Alec.
—Conoces el don de Jane… pero no conoces que el mismo fue “educado”… el don de Jane es un experimento de Caius, Isabella… sabes lo que siempre ha creído él.
—Que somos una raza superior.
—Pues bien, ha manipulado el don de Jane, ha conseguido que este se reorientara… la ha hecho odiar estar viva, y ha volcado esa misma rabia como una forma en la que ella haga daño a través de su poder. No sé como explicártelo, desconozco el mecanismo que utiliza él… sólo sé que mi hermana ha sufrido, yo lo he sentido en parte… pero Caius la torturó de formas en las que no imaginas Isabella. Y tú y yo eramos sus rehenes. Jane soportó eso para salvarnos a ti y a mi. Y nosotros fuimos tan egoístas, cada uno a su manera…
No le respondí. ¿Era eso una trampa? ¿O Alec me decía la verdad?
—Si Jane hubiera tenido algo que contarme sólo lo hubiera dicho.
—¿Y si te lo dijo y nunca prestaste la suficiente atención como para escuchar?
Alec me agarró con la guardia baja, recordé más de una ocasión en la que Jane me pidió que nos encontráramos y yo estaba tan atareada que siempre postergaba los tiempos. Bajé la cabeza y callé.
—Bonita… no lo escuches.
—Jacob tiene razón. —dijo Edward.
No los oí, mi mente hurgaba cada conversación con Jane, cada mirada, cada indicio que pudiera darme una clave sobre la verdad y mi corazón se crispó de pronto en la lectura entrelíneas de sus frases, de sus cambios de humor, de su dejar de participar en cosas que hacíamos siempre… cuando todavía éramos amigas.
—¿Qué exactamente le hizo, Alec?
—No lo sé… yo soy tan culpable como tú Isabella… le dí la espalda sólo porque ella no supo cómo pedir nuestra ayuda. Me enteré de todo después, Jane hace ciertos “ataques” últimamente, llámalo histeria vampírica… pero me ha echado varias cosas en cara últimamente. Lo que no entiendo es que haces tú metida con “estos”… Tú… “Isabella Swan”… una de los miembros de la guardia más temidos… convertida apenas en un reclutador? No sé Isabella, dejaste todo para irte detrás de que? De un pueblito lleno de lobos y mortales?
—No entiendes nada Alec… estoy harta de vivir sin vivir… ¿no te pasa lo mismos?... ¿no sientes que tanto poder empalaga?
—¿Qué pasó de ti Isabella? Tú más que nadie ansiabas poder?
—Yo… más que nadie Alec… necesito sentirme viva… nada más… y no lo estoy… y he buscado de mil maneras y en mundos dispares conseguir únicamente eso.
—O sea que ahora no te queda absolutamente más nada que hacer que matarnos a todos para “ver” si así te sientes viva?
—Eres un necio Alec, yo no busqué esto.
—Rompiste el sello Isabella.
—Sabes que eso es imposible, el sello estaba en Volterra, yo me marché de allí… han sido los Volturi tratando de romper el equilibrio inclinando la balanza hacia ellos… yo sólo me salí Alec… yo sólo seguí a mi madre hasta aquí para verla morir a manos de uno de ustedes…
—Tú también fuiste un “ustedes”, no intentes ahora aparecer como la dulce caperucita roja del cuento de papá y mamá.
—Lo sé, y por eso hablé como hablé. Terminaré lo que la trilogía disponga… y luego me iré.
—Ellos no les dejarán ganar Isabella.
Miré a Jacob y a Edward cuando Alec dijo eso, la cicatriz en mi muñeca me ardía como si la quemadura fuera tan reciente como nuestra conversación. El mareo y la sensación de nebulosa volvió y sentí a Edward y a Jacob en mi cabeza otra vez.
“Deja de escucharlo Bella, ni a Jacob ni a mi nos importa qué pasó antes… y ok… ya entendimos el resto.”
“Sí Bonita… échale tierra al chupasangre y déjate de darte una y otra vez la cabeza contra la pared… sobre lo otro, bueno, sobre lo otro como que nos acabas de cortar el rostro… y bueno, juntaremos los pedacitos de nuestros respectivos corazones de a poco, peo ya córtala con la sanguijuela, no te hace bien.”
“No nos ‘hace’ bien Bella… por favor”.
Sentí que mi mente era abrazada de alguna extraña manera por los dos, sentí la fuerza de Jacob y desee la ternura de Edward… y la voz de Alec se desvaneció de mis pensamientos, aunque no se borró el dolor y la culpa de haber vivido mi vida sin pensar en cuanto daño hacía a los demás.
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