17 mar 2010

FANFIC: La Trilogía

Autora: Calíope Cullen

CAPITULO 17: La Push en ruinas

Jacob:

Cuando Edward me pidió salir estuve a punto de entrar en fase. Qué demonios!!! la Bonita me gustaba demasiado y ya era para mí un grave conflicto estar enamorándome de un vampiro. ¿Enamorándome? ¿Era esa la palabra correcta para este sentimiento incorrecto?

Edward era mi mejor amigo… pero yo debía intentar igual… la Bonita parecía inmune a cualquiera de nuestros esfuerzos por aproximarnos de un modo más “cercano” a ella.

Y ahí estaba Edward, abriéndome la puerta mientras yo chispeaba fuego

—Esta me la debes Edward. —le espeté en la cara mientras volvía a entrar.

—No lo sé… si estoy en lo cierto ahora me deberán ustedes.

—¿A qué te refieres?

—Seré un “simple” humano, amigo… pero por alguna regla de tres acabo de entender el mensaje de tu cuento indio… no preguntes cómo, no preguntes siquiera porque… pero lo cierto es que estoy más que seguro de cada una de las “traducciones” que te haré.

—Oímos. —le dije y buscando marcar un poco el territorio me pegué a Bella un par de segundos hasta que empecé a oír como en cámara lenta los resultados

“Ambición nocturna en la manada hambrienta…”, la manada de tus licántropos Jake, que atacarán de noche… “en una noche de torpe sacrificio no humano…”, Bella pensaba entregarse a los Volturi y como verán es además de malo, inútil… “y muerte, desazón y penuria donde la traición se enmascara en una protección inexistente…” es la gente de la tribu Jacob, que creen estar protegidos por Sam cuando en realidad él ha hecho un trato con los Volturi… “y traición en el filo del colmillo ensangrentado en las siglas de un gran jefe. Repite el cántico guerrero ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB, ISNOIRSUMATAB”… sigue las letras Jacob, son como un mensaje cifrado donde algunas palabras están con sus iniciales y otras van enteras, sólo léelo… Isabella Swan NO IR Sam Uley MATA Brujo…

No sé cómo… pero era como si cada palabra que Edward decía, hubiera estado dormida en mi memoria y despertara a gritos… repitiendo en un eco monótono que no podía ser cierto, que había sido un tonto por no entender antes las amenazas de Sam… por no estar ahora junto a Bily, junto a Seth, junto a Leah… protegiéndolos no de los malditos chupasangres, sino de uno de los nuestros, de un Sam cegado por lo que él creía era el único camino para eliminar al mal.

—Mi gente… —susurré. Y sentí como Bella me tomaba de la mano y me la apretaba fuerte mientras yo no hacía otra cosa que temblar, mientras cada músculo de mi cuerpo me pedía entrar en fase y correr… correr hasta llegar a La Push y comprobar que nada de esto estaba pasando.

—A la camioneta Edward! —oí que gritaba Bella y me arrastró hasta ella para subir.

Edward no habló… manejó a mil por hora mientras la Bonita me abrazaba a su cuerpo helado haciendo que mi temperatura se estacionara

—No entrarás en fase Jacob… esperaremos a llegar.

Es irónico pensar como estaba tan cerca de ella, llenándome los pulmones de su perfume dulzón… aferrándome a sus manos de mármol como si ella fuera una puerta a la tranquilidad y un escape a la desesperación que ganaba cada centímetro de mi.

Edward frenó de golpe cuando llegamos a la reserva. Volví a temblar, la muerte tiene un aroma rancio que dudo pueda borrar de mi memoria a pesar del tiempo que pase.

Llamé a Billy y al Gran Brujo a gritos, pasando por un par de cuerpos que intenté no mirar mientras los nombraba por lo bajo pidiéndoles perdón por no haber llegado antes. Oí un quejido apenas audible desde de una de las cabañas y encontré el cuerpo moribundo de nuestro Gran Brujo.

—Jacob… tu padre consiguió escapar con un grupo de la tribu… iban a refugiarse en los acantilados… Sam…

—No hables Gran Brujo, iremos a un hospital.

—No hay tiempo… ahora debes terminar sólo… pero ten fe en tí… nuestro espíritu vive en ti… Sam no entiende… y no podrás hacerlo entender… a su tiempo Jacob, deberás hacer lo que tengas que hacer… sé que podrás, eres el Alfa… y un Alfa se sacrifica… sé que lo harás…

Sus últimas palabras fueron menos que un susurro, su pecho dejó de moverse y el puño que apretaba fuertemente se abrió. El amuleto Sagrado cayó a mi lado y sólo fui capaz de gritar…

—¡¡¡Nooooooooooooo!!!

Bella:

Jacob se quebró… su grito era tan desgarrador que dolía el alma escucharlo, me arrodillé a su lado y lo abracé mientras su cuerpo temblaba y él repetía monótonamente que la venganza no tardaría en llegar.

Le tomé el rostro con las manos y lo obligué a mirarme:

—La venganza no te hará libre Jacob… el amor lo hará... James mató a mi madre… mi madre por la que elegí ser este monstruo que soy y yo tampoco pararé, pero no porque quiera vengarla, sino porque no es justo que inocentes paguen por errores que yo cometí. Perdóname Jacob… si hubiera siquiera imaginado que los Volturi me perseguirían de esta forma… me hubiera entregado sola antes.

Estaba decidido, no había otra salida que entregarme a Aro y dejar La Push, me hicieran lo que me hicieran yo moriría feliz: iría de nuevo junto a mi madre y acababa de conocer el sabor del amor en el recuerdo de los tibios labios de un hombre al que me dolía el corazón por perder.

Jacob me alcanzó en la puerta y me abrazó tan fuerte que impidió que me moviera. Lloraba y yo podía palpar su dolor a través de la piel.

—Suéltame Jacob. Debo ir, esto debe terminar.

—Esto recién empieza Bonita… y yo no quiero obligarte a no ir… quiero “pedirte”, quiero “gritarte”, desde lo más profundo de mi que no me dejes ahora. Te necesito… seas lo que seas… quédate conmigo… por favor… —lo dijo hundiendo su rostro en mis cabellos y abrazándome con una fuerza desquiciante… desesperada…

Ví a Edward parado cerca nuestro y sin pensarlo, sintiéndolo como lo más correcto, abracé también a Jake. Es complejo pensar en el vericueto de las emociones humanas. Edward me inspiraba pasión. Jacob me inspiraba ternura y protección.

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