12 mar 2010

FANFIC: La Trilogía

Autora: Calíope Cullen

CAPITULO 14: Aristocracia Volturi

Bella:

Es gracioso como algo a lo que te enseñan a temer (y no en vano) puede ser tan caraduramente gracioso. Hasta podría decir que su comentario resultó tierno, o sea, valerosamente tierno. ¿Cómo se supone que un licántropo puede pensar románticamente sobre un vampiro? Y ahí está él: sonriendo desafiante mientras me tira indirectas cada dos frases. La escena me resulta graciosa, y una vez más, tierna. Hasta que veo la cara de Edward y me siento en falta por haber sonreído. Bajé la cabeza tratando de separarme más de los dos y comencé a contar despacio mi parte de la historia:

—Los Volturi tienen más años de los que ninguno de los de mi raza, son considerados como la máxima autoridad… como los jueces… como los guías… son quienes mantienen en regla a todos aquellos que nos ponen en peligro, sean humanos o vampiros. Si alguno de nosotros se pasa de la raya… bueno… ellos se encargan de “silenciarlo”. Yo viví con ellos un tiempo… y no me enorgullezco de ello.

—No tienes que contarlo si no quieres.

—Necesito que al menos sepan algo de ellos, tal vez les sirva para defenderse en algún momento… suena raro… pero me gustaría que ambos estén bien.

Jacob no dudó y se me pegó más al cuerpo… y debo admitir que la sensación no era desagradable, pero la intención había sido más bien dirigida hacia Edward. Él me miró directo a los ojos y sonrió como si supiera que eso era así.

—Gracias… —me respondió casi en un susurro y me acomodó un mechón rebelde del cabello detrás la oreja. Su piel era tibia… y sus gestos tan torpemente humanos que me hacía preguntarme porqué no podía dejar de mirarlo, esperanzada en encontrar que en alguno de esos momentos, lo descubriría a él… observándome.

—Y después? Bonita… ¿qué hay con tu realeza?

—Se llaman Aro, Marcus y Caius. Aro es el más inteligente sin duda, es extremadamente refinado y amable. Pero es… —digo suspirando profundamente— terriblemente ambiguo… lo que hoy puede parecerle perfecto, si se torna amenazador sería su próximo blanco. Nunca duda en tomar las decisiones que considera como válidas. Marcus es el más frio… el que más detesta a los humanos porque los considera una raza totalmente inferior, pero mantiene su fastidio desdeñándolos, haciéndolos sus sirvientes… si tuviera que buscar calificativos diría sobre él que es indiferente y profundamente engreído. Y Caius… bueno, Caius es sencillamente cruel… sanguinario e inhumano… aunque eso suene redundante… no creo que en él quede ningún vestigio de emociones, de compasión… de arrepentimiento.

—¿Sólo son tres? —preguntó Edward.

—Tres son la realeza… pero a ellos acompaña la Guardia Volturi… y el problema principal está allí. Escogen a su guardia, es un “honor” para un vampiro ser parte de ella… y los beneficios de serlo están por encima de cualquier otra cosa que podamos obtener. No es dinero, es poder… y si existe algo por encima del poder, también lo es.

—Hablas como si te gustaran Bonita.

Miré a Jacob dolida, con la conciencia dolida…

—Los vampiros también cometemos errores Jacob. Yo también fui parte de la guardia.

Bajé la vista y sentí vergüenza, podía palpar sus miradas juzgándome, detestando todo lo que yo significaba y…

—No es asi Bella, —me dijo Edward acercándose despacio y tomándome del mentón para obligarme a mirarlo— no te juzgo… y no te detesto…

Me tomó tan de sorpresa que apenas si escuché a Jacob.

—Ni yo, Bonita. Y ya tu suelta… suelta muchacho… no hace falta que le des mimitos y esas cosas, ella ya lo entendió.

Edward no le hizo caso, y lo mejor de todo es que eso me encantó… por un instante lo comparé con Alec… y él me soltó de repente, como si la frialdad de mi piel le diera asco y por primera vez en mi vida, el sentimiento de angustia fue tan profundo que me estremeció.

Jacob también se dió cuenta del cambio y miró a Edward como si entre ambos hubiera un tipo de comunicación más profunda, y no tardó un minuto en preguntarme demasiado serio:

—¿Quién es Alec? —Mientras Edward se levantaba y salía de la habitación.

Ni siquiera me salió la pregunta de ‘¿Dónde vas?’.

—Está algo enojado… ya se le pasará… ¿Quién es Alec?

—Es parte de la guardia, alguien del círculo más cercano a los Volturi. Y era mi pareja.

—Eso ya lo sé Bonita… tus pensamientos fueron muy… cómo decirlo… “expresivos”… y realmente como que nos acabas de hacer añicos, o sea… no te lo tomes muy a pecho pero nosotros los chicos somos algo sensibles a ciertas cosas también. Y tu recuerdo fue muy vívido y muy… sexual…

—¿Y cómo se supone que ustedes saben eso? —pregunté entre sorprendida y airada.

—Edward no es un humano “normal”… tiene algo que le permite meterse en la cabeza del otro y escuchar lo que está pensando o hablar con él mentalmente.

Me aterré. No quería que nadie nunca supiera la cantidad de atrocidades que tenía en la mente.

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