23 feb 2010

Nuevo FANFIC!


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Desde hoy tendremos un capítulo por día de un nuevo FANFIC...
espero que les guste y que se enganchen con nuestros capítulos diarios
en este que es "nuestro espacio".

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La Trilogía
Autora: Calíope Cullen

CAPITULO 1: La historia de Bella

Me pregunté porque las cosas estaban como estaban… tener 300 años me resultaba absurdamente aburrido ya. Me miré al espejo y mi cabello perfectamente peinado me resultó ridículo.

—Isabella!!!

Odiaba que Phill me llamara asi, odiaba ser un vampiro y no poder deshacerme de él, odiaba ver como mi madre lo miraba enceguecida y enamorada como esa primera noche que él entró en el castillo de mi padre como invitado de honor. Pero no podía odiar a mi madre, eso era un hecho, fue ella la que le pidió que la transformara… y fui yo la que le pidió que no me dejara, fui yo la que prefirió atarse a esta tortura de vivir por siempre viendo morir a los que amas.

Suspiré, tratando de borrar mis pensamientos y mis frustraciones. René quería a Phill, y mi padre siempre estuvo demasiado ocupado para darse cuenta que René y yo eramos parte de su mundo, un mundo que mantuvo olvidado a su lado hasta que en mi cumpleaños número 17 su “extraño amigo” con sólo una mirada enamoró a René.

Llevo casi 300 años recordando la noche en que volví al castillo de mi padre sin saber muy bien porqué, 5 años después de mi transformación… mi arrepentimiento fue tan grande que es el único dolor que todavía mi corazón recuerda, a pesar de estar muerto. Lo vi llorar, recostado sobre los cientos de vestidos de mi madre y cada uno de mis juguetes, pidiendo perdón por habernos perdido y rezando por volver a vernos. Yo intenté llorar con él, pero de mi corazón muerto no salían lágrimas y el olor de su sangre me nublaba el pensamiento despertándome un instinto que me desarmaba.

Logré correr, correr más rápido que cualquier viento furioso en medio de un temporal, tratando de arrancarme de los ojos la visión de verlo enterrarse un puñal por si mismo, buscando una muerte que yo jamás tendría.

—Isabella!!! —Phill volvió a llamarme y lo vi abrazado a mi madre al pie de la escalera. —Isabella acaso no quieres ir a Forks? Tu prima Victoria está ansiosa de ir a cazar contigo.

—Por millonésima vez en doscientos ochenta y dos años… querido “padrastro”… te recuerdo que me gusta que me llamen Bella. Y por otra parte sabes bien que no tolero a Victoria, no tolero ir a su “Forks” y más aún no tolero ir a cazar con ella. No debería de olvidársete que ella y yo no compartimos los mismos gustos, ella jamás probaría sangre de venado… “papi”.

—Bella, no seas tan dura con Phill, hazlo por mí, si nena?

Miré a René y cerré los ojos, ser vampiro me había alejado de la mayor parte de las emociones humanas, pero había incrementado mi ira en ciertas situaciones.

—Ok mamá… olvídenlo y vamos ya— dije arrastrando escaleras abajo mi maleta.

Viajamos de noche como siempre, a la gente no le cae muy bien ver como nuestra piel de porcelana brilla con el sol y eso ya nos ha traído más de un problema, que nunca ha terminado muy bien desde mi punto de vista. A pesar de llevar una dieta “vegetariana” la sangre humana sigue despertando en mi una sed inusual, así que cuando Phill o René se “encargan” de que alguien no nos descubra debo poner más que empeño en no dejarme llevar.

Esta visita a Forks no me gusta. En realidad para ser sincera nunca me gustó mucho Forks a pesar de que por sus escasos días de sol vivimos prácticamente una vida normal; creo que el tema en Forks es ese ambiente tan pueblerino y tranquilo que me hace extrañar demasiado a la “normalidad” de una vida mortal. Y además, para agravar las cosas está Victoria…

—Hola Bella. —Su sonrisa era perfecta en esa cara enmarcada por el cabello rojo.

—¿Que tal Victoria?

—Todo bien… “extrañándote” prima.

Su ironía solía caerme como una verdadera patada al hígado, pero apenas si escuché lo que dijo, un aroma raro me inundó la nariz y mi mente intentó sin conseguirlo identificar ese olor mezcla de barro y pelo de animal mojado. Miré a mi alrededor y vi el aeropuerto casi vacío, un muchacho de quizá unos veinte años llevaba nuestras maletas, más allá una mujer limpiaba los pasillos de papeles de caramelos y parados a mi lado Victoria y James me miraban sin entender demasiado qué había detenido mi ya famosa “aversión” a Victoria.

—Excelente Bella, haz madurado. —Me dijo James abrazándome, estiró uno de los rulos de Victoria, mofándose de ella. —Jajaaa, Jaaa… deberás buscar alguien más con quien pelearte mi Victoria!

—¿Pasa algo Bella? —me preguntó Rene.

—¿Qué es ese olor mamá?

—¿Olor?... Ay Bella me estás matando, ven de una vez y deja de poner excusas…

Respiré hondo y seguí al muchacho de las maletas, me preguntaba como un humano podía llevar tantas cosas, mi madre había traído al menos la mitad de su guardarropa y eso no era precisamente poco.

—De prisa Jacob. —Le dijo James al muchacho, y el asintió sin decir nada mientras aceleraba el paso y cargaba todas nuestras cosas en una camioneta. —¿Te importa irte con él Bella? Yo traje mi auto pero irás más cómoda allí, sabes que amo los autos deportivos y con Phill y René creo que estamos llenos.

—No te preocupes James, no es molestia. —Le respondí giñándole un ojo y agradeciéndole. Cuanto más lejos estuviera de Victoria, menos tortuosa sería mi estancia en Forks.

Me subí al lado del muchacho y mis músculos se tensaron, la sensación fue tan súbita que lo miré de repente sin poder percibir exactamente qué me ponía tan alerta.

—¿Le incomoda algo Señorita Swan?

—Bella —corregí. Y él insistió.

—¿Le incomoda algo Señorita Swan?

Suspiré de nuevo mientras contestaba “Nada” y me enfoqué de nuevo en el camino, viendo a poca distancia el auto de James que iba delante nuestro. Mi celular sonó justo cuando pensaba como iniciar una conversación… era obvio que él no era un vampiro y la curiosidad me estaba matando.

—Bella, cariño… —la voz de René siempre me reconfortaba a pesar de los años— James y Victoria nos invitaron a cazar… dicen que están tratando de seguir nuestras costumbres… puedes creerlo!!! ¿No quieres venir con nosotros?

—Vayan tranquilos mamá, yo los espero en la casa.

—¿Estás segura cariño?

A veces debía ser enérgica con René, su proteccionismo era algo enfermizo.

—Estaré bien mamá. He dicho que vayan.

El auto de James entró en un camino de tierra lateral y nosotros seguimos por el camino principal. Repasé en mi mente un diálogo casuístico y traté de entablar conversación.

—Trabajas para James.

—Si, trabajo para ellos Señorita Swan.

El “señorita” me molestaba, e iba a volver a decírselo cuando una motocicleta pasó a nuestro lado tocando la bocina. Jacob sonrió y se le escapó un “estás loco amigo!” que percibí sólo por mi ultrasensible oído. Miré hacia adelante para ver quien había cambiado tan rotundamente el rostro adusto del muchacho y me quedé helada.

Sobre la moto, un muchacho saludaba… y no soy capaz de describir ni sus ojos, ni su sonrisa, ni la forma en que volaban sus desordenados cabellos… nada más sentí un calor que recorría mis venas como jamás había sentido… una mezcla de sed, curiosidad y coraje… una sensación terriblemente extraña y odiosamente dolorosa.

Me llevé la mano al pecho y Jacob aceleró. No preguntó nada. No me miró. No demostró en lo más mínimo haberse dado cuenta de nada. Y titubee… no pude entender si lo que sentí fue la sed que perdí el día en que mi padre se mató, o si esa sensación de peligro que sentía se había multiplicado por alguna razón.


2 comentarios:

  1. hola soy paty d mexico
    esta intersant el comienzo d esta hostia.
    pero k psara kn la de seras mi o seras d el?
    k apzo kn esa historia em dejarond emacidisisimo picada ia pongan los cap finales porfitas

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  2. Holaa les comenta Karla de Mexico
    Wow es genial como la crepusculomanía crece (:

    Muy interesante la historiaa .. no dejes de escribir (:

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