Simplemente sangre
La saga de vampiros adolescentes se convirtió en furor literario y cinematográfico. Mientras la historia resume una sensibilidad gótica en tiempos del emo, una legión de fans sub 18 se debate en el dilema del vampirismo: concretar... o quedarse con las ganas.
Cuántos años tenés? -quiere saber él.
17- contesta ella, y repregunta: -Y vos, ¿cuántos años hace que tenés 17?
Silencio.
-Un buen rato.
Si es cierto que los vampiros reconocen la sangre fresca gracias a un extraordinario sentido del olfato, acá huele a espíritu adolescente. Ella es Bella, la protagonista humana de la película Crepúsculo, y él es Edward, el chupasangre que no puede consumar el acto. Mientras el fenómeno mundial de la saga resume una urgencia hormonal reprimida y una noción gótica del romanticismo (¡siempre trágico!) tan adolescentes, ellos encarnan el fin de la era George W. y sus postulados sobre la virtud juvenil: respetuosos de la virginidad y con síndrome de abstinencia.
Gracias a CREPUSCULO COLOMBIA CULLEN
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