Anna Kendrick ha pasado de insoportable compañera de instituto de Bella en la famosa saga vampírica a promesa oscarizable del año. ¿Cómo? Merendándose al mismo George Clooney en Up in the air.
¿Qué tienen en común George Clooney y Robert Pattinson? Solución: Anna Kendrick. Esta actriz de 24 años nacida en Maine (EE UU) es el grado de separación entre los galanes más deseados del momento. "Me doy cuenta de lo atractivos que son, pero a mí me dejan fría. Ya no los veo así, y es una mala pasada, especialmente cuando tus amigas te vienen preguntando por ellos. Para mí son compañeros de trabajo, familia", comenta azorada, aunque con desparpajo, la última revelación de Hollywood. Ella no deja frío a nadie. La amiga parlanchina de Bella (Kristen Stewart) en la saga crepuscular es ahora una ejecutiva emprendedora y bastante repipi capaz de desarmar al propio Clooney en Up in the air, la reválida del director Jason Reitman tras el éxito de Juno.
“George Clooney y Robert Pattinson me dejan fría”
Los premios no dejan de lloverle y, aunque el Globo de Oro a Mejor Actriz Secundaria se lo ha quitado Mo'Nique por Precious, casi tiene la candidatura asegurada al Oscar. "Lo peor es mi madre. Le he dicho que se alquile For your consideration [una comedia alocada sobre cómo los rumores de una posible nominación al Oscar cambia la vida de varios actores desconocidos] para calmarla un poco", dice .
¿Está abrumada o es sólo que el vestido le aprieta? En cualquier caso, Kendrick atiende esta entrevista ataviada para otra de esas fiestas de Hollywood que son el pan nuestro de cada día en la campaña pre-Oscar. Se la ve fuera de lugar, pero aprendiendo con rapidez. "Tengo los mejores maestros, siempre atentos a que no salga con la copa en una foto o con el paluego entre los dientes en otra", se ríe, mientras Clooney se le acerca una vez más a presentarle a alguien, quitándole la copa de la mano antes de la obligada instantánea.
Antes de este doblete, Kendrick no era nadie. Una niña más enamorada de Annie, el hit de Broadway, que se quedó con las ganas de interpretar. A cambio acabó actuando en otro musical, High society. Tenía 12 años. "Entonces sí que era ambiciosa, porque, si no, de qué iba a conseguir el papel", rememora. Se convirtió en la segunda intérprete más joven nominada a un premio Tony. Lo perdió, al igual que otras candidaturas posteriores a los Independent Spirit Awards por Camp y Rocket science. Pero ni ella ni el público les dieron nunca importancia. Bueno, Jason Reitman sí: tras verla en Rocket science, escribió el guión de Up in the air con Kendrick en la cabeza. "Y yo le escuché con cara de póquer mientras me decía 'vamos a trabajar con George'. ¡Como si estuviera de lo más preparada para que Clooney y yo trabajáramos juntos!", recuerda todavía con risita nerviosa. Al que le entraron los nervios de verdad fue a Clooney, que desde que la vio en los ensayos le dijo a Reitman: "Esta chica me va a robar la película".
Se la roba, eso es un hecho. Pero ninguno de los dos parece afectado por el atraco a mano armada. "George es un gamberro. Alguien maravilloso. Si no fuera así, el trabajo hubiera sido mucho más difícil", admite. Su versatilidad le permite pasar de la adolescente un poco pava de Crepúsculo a la ejecutiva agresiva y verborreica que le canta las cuarenta a un Clooney de vuelta de todo. "Por eso me gusta tanto esta película. Porque yo nunca me comporto de esta forma en la vida real. No soy tan dura. Es catártico poderle gritar a alguien como George, aunque sea en una película", se regodea con otro pequeño sorbo de champán antes de que vuelvan a por ella.
Su Oscar está en manos de los académicos, pero su futuro depende sólo de que sepa aprovechar sus pasos inmediatos. De momento, está "esa otra película". Así llamaban a Luna nueva durante el rodaje de Up in the air. La otra película que la secuestraba a ratos y con la que Clooney tanto la tomó el pelo. Kendrick rodó ya Eclipse, la tercera entrega de esta saga de vampiros sedientos de amor, y la comedia romántica Scott Pilgrim vs. the world, basada en el cómic de Bryan Lee O'Malley. Pero dice que la ambición no es la misma que en su pubertad. "No soy especialmente agresiva en mi carrera. Si me parezco en algo a Natalie [su personaje en Up in the air], es en sus dudas", confiesa de nuevo, haciéndose sitio en el vestido.
Cuando está nerviosa, le funciona cocinar, aunque su línea no lo demuestre. Especialmente en la repostería, encuentra su momento de meditación. Y como mejor escuela y diversión, nada como las películas. "¡Hay tantas que me faltan por ver!", suspira preocupada por sus lagunas cinematográficas. Es admiradora de "Emma Thompson, Patricia Clarkson, Frances McDormand, Parker Posey, Laura Linney y ¿quién más?", recita de carrerilla. ¿De George Clooney? "Por supuesto. Gente como él te da esperanza, te hace ver que es posible ser famoso y conservar la cabeza", le defiende. Pero como una "figura paternal", que quede claro. Entonces, ¿sus gustos? ¿Robert Pattinson? Palidece. Quizá el corsé le cortó ya toda la circulación. "A los 15 años me dio fuerte por Julian Casablancas, de los Strokes. Supongo que me gustan más rebeldes, sucios, rockeros, transgresores, revela. Para los que estén interesados, queda dicho.
Up in the air se estrena hoy en España.
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